martes, 30 de marzo de 2010

Cloro Perejil

La llamada había sido desvatadora. Menos mal que tenía planes, menos mal que podría salir. De todas formas me arrastré por la cama. Me retorcía y gemía. Lloraba como una loca, como si me hubieran matado de pronto ...lento, muy lento. Pero me levanté, lave mi cara y puse llaves a la puerta. Seguía ahí, saben que seguía ahí.
A pesar de la tormenta interior, a fuera reinaba el calor. Sería un día de enero en pleno marzo. El taxi tuvo que tomar el camino largo y aproveché de recordar viejos paisajes.
Paradero. Poca locomoción colectiva. Más allá la calle está cerrada. Por fín despues de años se les da un entierro justo a los campesinos de Lonquén, víctimas del asesino general.
Ninguna micro, pero pasa un colectivo. Lo tomo. Me sorprendo por la amabilidad del chofer. Por lo general siempre pareciera que una mosca los anda rondando. El viaje se me hace corto, pero nostalgico. Pienso en él, sin quererlo, sin esperarlo, pienso en él. Hasta me río de mi misma al encontrarme pateticamente cantando una vieja canción de Chayanne, de esas cauticamente cursi.
Paramos, casi llegando a mi destino. A uno de mis destinos. A mi costado, un montón de mujeres trabajadoras, de esas temporeras. Una de ellas se despide de las demás y se sienta a mi lado. Siento un olor. Analizo. Relaciono. Entiendo. La mujer, a mi parecer, olía a cloro y a perejil. Les parecera extraño pero ese no es un olor desagradable para mi. En un solo segundo pensé que me volvía niña y que mi nana estaba al lado. Tenía el cloro impregnado por los constantes aseos de la casa, y el perejil por las horas de cocina. Era más que una nana, era parte de mi familia, era una amiga, casi una mamá. Y aunque la señora que estaba a mi lado no fuera ella, tuve unos deseos inmensos de abrazarla con fuerza, de apoyarme en su hombro y largarme a llorar.

domingo, 28 de marzo de 2010


-Lerner, ¿qué tal?

-Ah, eres tú.

-Sí. ¿Algún problema?

-No.

-Mejor. Oye, ¿me perdí algo importante? ¿Alguna interrogación?

-Te vas a meter en problemas, Vicuña.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Nada, no te perdiste nada; pero no entiendo tu parada.

-Oye, si no es la primera vez que hago la cimarra.

-Si no se trata de eso, huevón.

-¿De qué, entonces?

-Digamos que no te cacho...No entiendo tu parada.

- ¿A qué te refieres con parada?

-A nada...Da lo mismo, no es problema mío... En realidad, no te perdiste de nada... Hubo super pocas clases; lo del plebiscito tiene a todo el mundo en otra.

-No cambies de tema. Asume. ¿Qué quieres decir?

-Si nunca tanto, Vicuña. No te pases películas. No es una huevada que me quite el sueño. Puedes hacer lo que quieras, no es asunto mío. Lo único que te digo: le estás hinchando las huevas a todo el mundo. Estás cayendo mal. Yo no sé lo que te pasa. Estás entrando en decadencia.

-No soy el único.

- La Luisa tiene razón: contigo ya no se puede hablar. Has perdido totalmente tu capacidad de goce, de pasarlo bien. Lateas.

-¿Tú qué haces hablando con la Luisa? ¿ Y por qué esa huevona se mete en lo que no le importa? Si hay algo que me apesta son los chismes. Se nota que esta tropa de conchas de su madre no tiene vida propia con la cual entretenerse. Yo por lo menos tengo problemas, lo que es algo. Este país está seriamente enfermo, huevón. Me carga.

-El que está enferno eres tú.

-Si lo estoy, es problema mío. No te metas.

-No, si ya nadie se va a meter. Que eso te quede claro. Tu actitud deja harto que desear. Con razón el Nacho no te pesca. Y esas fugas, ¿qué onda? No sé para qué te viraste de lo del Rusty. Fuiste el comentario de la noche, compadre. Si hasta al Chino le caíste mal. Lo mismo ocurrió donde la Barros. La propia Antonia, me lo contó la Luisa, fue la que empezo a lanzarte mierda.

- Y tú estás de acuerdo. Me queda todo claro.

-No se trata de eso, Vicuña. Te has metido en una onda muy mala; deberías cortar el hueveo antes que el hueveo te corte a ti.

-Sabes qué más, Lerner, no te metas en lo que no te importa ni entiendes y ándate lo más tranquilo posible a la mierda.

-Problema tuyo, entonces.

Exacto: problema mío.




Mala Onda, Alberto Fuguet.

viernes, 19 de marzo de 2010

Censura

Detesto tu censura. Me hace sentir sucia, manchada, olvidada.
Pierdo el podio para irme directo a las mazmorras.
Me amordazas y soy una entrometida; me ocultas y soy una perseguida.
Te diria que es no es amor oh babe, sweet babe, sin embargo tu tienes muchas definiciones,
te acomodas a cada situación, siempre ganas my love.
Y me tienes nuevamente aquí con una ira que no me la saca nadie,
ni siquiera la idea de "supuestamente" tener un gran día mañana.
Me arrancas de ti. Me mientes, y me mientes y me vuelves a mentir.
Me tienes moviendo los dedos sin razón aparente, mirando este mundo conocido,
escuchando pero no escuchando, entre cuatro paredes con la puerta cerrada.

domingo, 14 de marzo de 2010

Abre la Ventana

María, abre la ventana
y deja que el sol alumbre
por todos los rincones
de tu casa.

María, mira hacia fuera
nuestra vida no ha sido hecha
para rodearla de sombras
y tristezas.

María, ya ves
no basta nacer, crecer, amar,
para encontrar la felicidad.

Pasó lo más cruel,
ahora tus ojos se llenan de luz
y tus manos de miel,
tus manos de miel,
tus manos de miel,María.

María, ya ves
no basta nacer, crecer, amar,
para encontrar la felicidad.

Pasó lo más cruel,
ahora tus ojos se llenan de luz
y tus manos de miel,
tus manos de miel,
tus manos de miel, María.

Tu risa brota como la mañana,
brota en el jardín, María.
Tu risa brota como la mañana,
brota en el jardín, María.


Victor Jara.