sábado, 5 de diciembre de 2009

De Victor Jara a Joan.

28 de Septiembre


Queridisimo amor mío,
Soy el hombre más feliz del mundo en este momento, pues siendo hoy mi cumpleaños he recibido tu precioso regalo de cuatro cartas y dos maravillosas fotos donde están dos seres que amo tanto; tú, vida mía y Manuelita ...Ahora en la noche después del recital he leído más detenidamente tus cartas y estoy un poco revuelto, deprimido un poco. Primero me pides que no te idealice, que no te consideras con cualidades humanas para ser compañera de un comunista; que debo tener muy presente que no eres sociable; que temes a las personas que viven con un ideal muy alto; que temes también la posición intelectual en el comunismo.
Cómo responderte a todo para que me entiendas amor mío. Nunca dije que a ti te idealizo. A ti te quiero, y conociendote así tal cual eres con todas tus virtudes y tus defectos, he aprendido a quererte mucho más todavía. No creas que me he cegado, no creas que te tengo en un pedestal. Yo quiero mucho más con el corazón que con la cabeza y si estás tan dentro de mí es porque así como eres, eres toda para mí. Yo creo que el amor es esa mutua comprensión que existe entre dos seres humanos y ese "algo" que ayuda a vivir el uno para el otro. Además te quiero tanto que mi felicidad reside en hacerte feliz cualesquiera sea el camino que haya que tomar.

Y aquí reside el otro punto. Yo tomaré el camino del comunismo. ¿Acaso mi deber como hombre y el amor son incompatibles? Yo no te exijo vida mía que tú también seas comunista. No, no te lo puedo exigir. A nadie se le exige que piense de determinada manera, por más cerca de uno que esté. Me alegra saber sí que no eres católica y que los sufrimientos te han hecho una gran mujer capaz de ser amiga verdadera y madre y capaz de quererme a mí a pesar de tus desiluciones pasadas. Por favor no creas que yo desprecio al resto no comunista. Todos somos seres humanos ante todo y un comunista debe demostrarlo con mayor razón porque ahí radican los fundamentos de sus principios, lo demás es fanatismo o snobismo. No creas que yo seré un apóstol, no tengo cualidades para serlo, y para ser fnático no tendré tiempo. Tampoco creas que el ser un comunista activo significa pasar encerrado las 24 horas del día dejando abandonado todo lo demás. No amor mío. Hay que trabajar mucho, sí, pero seguramente mi trabajo estará relacionado con el trabajo del teatro, es decir, con mi trabajo. ¿Cuáles son tus terribles defectos entonces para no estar conmigo y amarme igual si tú eres un ser humano como yo? Yo no soy Jesucristo y no me alejaré a las montañas para meditar. Mi trabajo comienza en ti y termina en ti. Es todo lo que anhelo.

Dices también que temes a los que viven con ideales muy altos. Está bien. Yo también temo a eas personas. En cuanto a mí creo que con lo poco que conoces a mi familia y los amigos con que me he criado puedes comprobar que estoy hecho para conocer la realidad. Y mi ideal como comunista no tiene más altura que apoyar y reforzar a los que creen que con un régimen del pueblo, el pueblo será feliz. Trataré de no ser obsesivo y de darme cuenta que lo que hay debajo de mi es tierra, y que los que pasan a mi lado tienen dos hojos y una boca como yo.
No temas de mí, vida mía, sólo hay que temer no abandonar dentro de ti y de mí para encontrar la simplicidad. En cuanto a ser intelectual, te confieso sinceramente que no soy tan frío como para eso. Tú me conoces, sabes que poco es lo que puedo intelcualizar. Parece que mi colador no está en la cabeza sino en mi alma. Algo que topa adentro y ahí empieza a brotar hasta que logra salir hacia afuera. Decir que intelectualizo el comunismo es demasiado decir porque todavía no sé lo es que un comunista dentro de mí.

Pero como te digo, algo me topó adentro y está empezando a brotar. Además tengo un background que me ayude a sentir más fuerte las esperanzas del pobre, del explotado y por conocer esa realidad tan dentro de mí mismo creo que no podría intelctualizar. Si intelectualizo en esto dejaría de ser yo mismo y ya no podría ni saludar a los Morgados, a Juanito, a todos mis amigos de infancia, a mis hermanos, a mi padre y despreciaría todo lo que me dio mi madre. A ellos tengo que ayudar y luchar por ellos, para que ojalá comprendan y sean testigos de que hay un mundo mejor, y creo que en esto me comprendes y me puedes ayudar como ya lo has hecho.
Vida mía, contigo soy completo y si te alejo de mí soy como sin alas...

Es una historia sencilla, una historia de amor, del verdadero amor, de aquel que surge desde el fondo de la vida y que lo embellece todo. Una historia simple como la guitarra campesina, como una figurita pintada en Talagante, como un camino, un álamo, una flor. Una historia de nuestro pueblo, que en todas sus manifestaciones, aun en las trágicas, introduce elementos graciosos y hasta divertidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por compartir. Mi hija me lo compartió porque sabe cuánto admiro a Víctor Jara. Ahora comprendo mejor al hombre detrás (o delante) del poeta