Tenía en mi mano ese pequeño globo rosa, y alla abajo, a un costadito, una pequeña botella verde. Ese día estaba hermoso, había una cierta bruma a plena luz del día, con un sol radiante que hacía que mis ojos se cerraran por segundos. Fue en ese momento, cuando volví a mirar al sol, y vi el cielo lleno de flores. Flotaban en el aire, y nunca llegaban, nunca llegaron al suelo. Miré entonces mi globo, miré entonces la botella, me pregunté entonces si podría.
Si podría. Amarré mi globo rosa a la botella, y no me pidan ciencias, no me pidan teorías, pero mi globito y la botella se elevaron por los aires, y empezaron a atrapar flores, por mi.
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