viernes, 15 de mayo de 2009

Pelota y Pared


Esto deseaba escribirlo la semana pasada, pero con todas las cosas que debí hacer no alcanse nunca hasta el día de hoy. Bueno, mejor al grano.


Fue el domingo, día de la madre, cuando con mis padres nos dirigimos a los barrios altos y lejanos de Vitacura, ¿El motivo?, fuimos a ver una obra. A todo esto, la obra estuvo excelente. Aun quedan rondando en mi mente las frases de " ¡Arrimate...acercate flaco...que no quema!" o "¡Lopecito!" (que yo no lo entendi hasta salir de la sala).

Mejor sigo con el tema.

Ese día llegamos bastante temprano, entonces retiramos las entradas y fuimos a caminar, porque a todo esto, el teatro estaba dentro del Parque Bicentenario de Vitacura.

Era increiblemente amplio, pero no pudimos obvervarlo y disfrutarlo con mayores detalles, ya que ya la luz del día se habia fugado.

Sin embargo, seguiamos caminando, y llegamos a un lugar un poco más trancitado donde habian hartos padres jugando con sus hijos, obviamente habia más iluminación en ese lugar.

Y fue justamente ahí cuando lo recorde. Con solo ver las imagen en un segundo me remonté a años pasado en la casa de "parque central oriente".

Lo que ví fue a un padre y sus 3 hijos. Estaban todos frente a una pared y golpeaban contra ella una pelota de plástico de forma alterna. Primero le pegaba el padre, le seguia un niño de chaleco claro, luego otro rubio, y por ultimo una niñita. Despues el padre de nuevo y asi sucesivamente hasta que alguno se equivocara.

Y es justamente eso lo que haciamos con mi padre. En mi antigua casa habia una pared amarilla bastante ancha, y yo siempre tenia muchas pelotas de plástico, y podiamos llegar a jugar por horas. ¡Como nos cansabamos! Mi padre sobre todo, que tiene muchos dolores a la rodilla, al tobillo, etc, pero aun asi jugaba conmigo, nunca me hiso sentir la ausencia de un hermano (ya que soy hija unica). Y luego el mismo juego lo jugaba con mi mejor amiga, con mis compañeras. Es uno de los juegos mas sencillos que existen y a la vez uno de los más ricos.

Más ricos de alma, de alegria.

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